El imperio caído de Sam Bankman-Fried posee US$1,2B de reservas en efectivo

Las diversas divisiones del conjunto de empresas fallidas de Sam Bankman-Fried tienen US$1200 millones en efectivo al 20 de noviembre, valor muy debajo de los US$3100 millones que les debe a sus 50 principales acreedores, según un documento judicial.

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Alrededor de US$751 millones de ese importe se encuentra en entidades deudoras y el resto, US$488 millones, en entidades no deudoras, según el documento presentado el lunes por el asesor financiero Alvarez & Marsal North America, propuesto por FTX. Alrededor de US$514 millones es efectivo no restringido, US$260 millones están en custodia y US$465 millones es efectivo restringido, el cual está destinado para fines específicos, como pagos de préstamos, y no puede usarse para fines comerciales generales.

El exchange de criptomonedas FTX cayó en desgracia las últimas semanas luego de que CoinDesk revelara que una gran parte de los activos de la empresa hermana, Alameda Research, eran tokens del mismo exchange. FTX se declaró en quiebra el 11 de noviembre en los tribunales de Estados Unidos de una manera caótica, ya que etiquetó incorrectamente que algunas empresas bajo su mando también se declararon en quiebra. Podría tener más de un millón de acreedores y una deuda contra los 50 principales de alrededor de US$3100 millones, según otro documento presentado.

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Alameda Research tiene la mayor reserva en efectivo de las distintas entidades con un valor que alcanza los US$393 millones, mientras que entre las que están bajo el mando de FTX, la empresa FTX Japan tiene la reserva de efectivo más importante, con US$171 millones . El exchange de criptomonedas japonés aseguró que se está preparando para reanudar los retiros para fin de año.

Otra presentación mostró la complicada estructura corporativa del centenar de empresas de SBF, de las cuales él era propietario mayoritario. La empresa matriz de FTX estaba en Antigua, según el documento, y no en la sede declarada de las Bahamas.

El fallido exchange también sufrió las críticas de su nuevo CEO, John J. Ray III, quien también ha supervisado otros escándalos financieros como el de Enron. Ray remarcó la deficiente administración de los registros, la falta de experiencia de los directores y el uso de los fondos de la empresa para comprar propiedades en las Bahamas.

Este artículo fue traducido por Natalia Paulovsky.